jueves, 24 de noviembre de 2011

Como unos puercos hambrientos ansían el oro


A tiros 
de arcabuz, golpes de espada y soplos de peste, avanzaban los implacables y escasos conquistadores de América. Lo contaron las voces de los vencidos. Después de la matanza de Cholula, Moctezuma envió nuevos emisarios al encuentro de Hernán Cortes, quien avanzo rumbo al valle de México. Los enviados regalaron a los españoles collares de oro y banderas de plumas de quetzal. Los españoles estaban deleitándose. Hubo guerra, y finalmente Cortés, que había perdido Tenochtitlan, la reconquisto en 1521. La ciudad, devastada, incendiada y cubierta de cadáveres, cayó. 
Pedro Alvarado y sus hombre se abatieron sobre Guatemala y eran tantos los indios que mataron, que se hizo un río con su sangre, que viene a ser el Olimptepeque. 
Antes 
de que Francisco Pizarro degollara al inca Atahualpa, le arranco un rescate en andas de oro y plata que pesaban más de veinte mil marcos de plata fina y 326.000 escudos de otro finísimos. Después se lanzo sobre Cuzco. 

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